Desbordante alegría al saber que el Villarreal había perdido, aunque fuese contra un equipo vascuence; a cada cerdo le llega su San Fermín, perdón, quería decir su San Martín, que también acaba en ín, y este año nos alegraremos sobremanera de cualquier derrota o infortunio del equipo del degenerado Roig.
Excelente entrada que rozó el lleno (22.669 espectadores), ¡que gozada ver Son Moix así!, y como el equipo merengón no va aconseguir ningún gol, pues eso, que no nos enteramos de los indeseables madridistas que nos rodeaban.
Llegaba el minuto 3 y continuábamos 0 a 0, con lo cual ya íbamos mejor que el rival de Barça, que a los dos minutos encajó el primer gol. Los minutos de tanteo se alargaban, el Madrid no creaba excesivo peligro, sólo CR7 -otra vez- parecía capaz de darnos un disgusto; avanzaba el cronómetro y no existía continuidad en el juego por parte de ninguno de los dos contendientes, en parte debido a las continuas detenciones de Fernández Borbalán quien, silbato en mano, sancionaba más de una falta inexistente.
Nuestros muchachos se fueron estirando muy poco a poco, fueron cogiendo confianza e incluso a escaso minutos del tentol, el Chori Castro no anduvo lejos de dar la campanada. El Mallorca había presionado muy bien, las ayudas fueron constantes y en pocas ocasiones se regaló el balón.
En el descanso se produjo uno de los más lamentables episodios de la noche, llegaba el reparto de bocatas y era tal la afluencia de hambrientos menesterosos que sólo me quedó uno para mi (kein Kommentar!), buenísimo, todo hay que decirlo.
La reanudación nos permitió conocer más de cerca al llamado a ser nuestro nuevo killer del área, el azote de las defensas de la BBVA, el hombre que nos tiene que hacer olvidar a Aritz Adúriz, a Samuel Eto’o, a Tronquito Magdaleno, a Dani Güiza, a Haro, estamos hablando, ni más ni menos, de Fernadooooo… El Torito…. Cavernaghiiiiii.
Nada cambiaba, el Mallorqueta luchando y yendo a por todas, los merenguitos incómodos, C. Ronaldo dando algún sustillo, aunque nuestros muchachos se acercaban cada vez más a la meta forastera. El partido acabó abriéndose más a partir de los cambio introducidos por Mou (entraron Özil y Benzemá primero y Khedira después, ahí es “ná”), llegaron los mano a mano que San Aouate se encargó de desbaratar, pudieron habernos goleado, también pudimos haber ganado, cuanto más nos acercábamos al final, más éramos presa de los nervios: manos temblorosas, estómago revuelto, ay, ay, ay,… uy, uy, uy y finaaaaaaal, final del encuentro, cero a cero a favor del tomatero… Alá es grande, digo, el Mallorqueta es grande, hay equipo, la cantera es de fiar, ahora toca cerrar la plantilla y prepararse para comenzar nuestra liga.
En resumen, no se observaron grandes cambios respecto al estilo Manzano; eso sí, algo más de mimo al cuero, las bandas todavía más abiertas, salidas con el esférico controlado, muy buena presión y a menudo excelentes ayudas y lo más importante, toda la ilusión de un grupo de profesionales como un pino. Visca el Mallorca!.
Llama la atención:
- Que ya no seamos un Estadi, que hayamos vuelto a la normalidad nacional y seamos un Estadio, en concreto, el Iberostar Estadio.
- La enorme cantidad de periodistas daneses que entorpecieron la recogida de mi acreditación.
- La llegada de un nuevo socio… Tolito Apiba
- El palco de Iberostar… like sardines in tin… con la presencia de algún político al más alto nivel, presidentes hospitalarios, touroperadores de pro, etc., etc. todos ellos amenizados por el hijo adoptivo de la tierra del arroz bombaaaaaa.
- La presencia entre nosotros de Dani MM.
- El aparcamiento de Webó, que aunque convocado ni calentó, en una clara muestra de que a la menor oferta coja el portante y nos libere de una muy alta nómina.
- Los tormentosos y lamentables gritos de una rubia (que visitó nuestra posición en el descanso) situada en el centro del terreno de juego, tratando de animar el cotarro pero sin que se le entendiese una sola palabra; seguidamente un play back con nuestro himno… lo dicho, patético.
- La enorme pancarta desplegada por los Supporters titulada The Godfathers (Los Padrinos) con los dibujos de los rostros de dos cerdos: Villar y Platini.
- Que a la media hora llegara uno de los momentos estelares de la noche, se acerca un “refresquero” ambulante, 4 Colas… 12 €, 3 con intenciones de pagar y… ¡misión cumplida!, coste final para este humilde escribano… 0 (cero) euros.
- Lo mucho que se parece, según “mon germain” nuestro cerebro y organizados De Guzmán, alias Gómez según mi progenitor, al de la derecha del 11 8 88, vean si no:
- Que debido a una leve patadita de Di María, que en esa jugada más bien pareció Di Demonio, nuestro gran Dudú jugase gran parte del encuentro, turbante en cabeza.
- El debut de Fernando “El Torito” Cavernaghi, alias Cavernario, que dejó dos pinceladas para la esperanza y que no anduvo lejos de conseguir gol.
- Que un miembro de una policía local se quejase de que uno del Madriz había “espitjado” a un chavalín de los nuestros, a lo que este periodista añadió, en posterior trance, que otro merengón se había “colcado” sobre don Emilio.
- Las botas amarillas, pero amarillas de verdad, de Michel (léase Maiquel) Pereira.
- La prodigiosa segunda mitad del llonguet Pau Cendrós.
El rincón político:
Tema espinoso el de la liberación, tras 9 meses, de los cooperantes secuestrados en el desierto africano; en primer lugar alegría, después preocupación, nos estamos convirtiendo en el país chollo para secuestradores, les damos dinero y seguro que alguna prebenda más y fiel a mis principios debo decir que nunca se puede negociar con terroristas o secuestradores porque ello sólo les predispone a continuar con su exitoso modus operandi; por último, de nuevo alegría al recordar la cara de los liberados y sus familias en el momento del reencuentro.
El lunes 6, cenita con Juan Chino Lirman a la que os podéis apuntar todos los que queráis conocerle y hablar de fútbol. Por lo demás, preparando ya las maletas virtuales para acudir al Principado e instalados junto al mar, disfrutar de la primera victoria bermellona, en este caso, frente al Sporting de Gijón… aporellosoee.
Felices vacaciones, porque no volveremos hasta dentro de dos semanas,
Enrique