Empecemos confesando que con el diluvio se me quitaron las ganas de ir al estadio y no fui. Continuemos felicitando a los que, sin poder estar en tribuna cubierta, fueron a animar a los nuestros. Sigamos diciendo que Manzano sacó el equipo inicial supuesto y finalicemos esta introducción haciendo mención del orgullo de ser seguidor de este Mallorqueta de nuestros amores, que es más que un sentimiento: ¡visca el Mallorca!.
No podía “embullarse” más el asuntillo o eso pensábamos, hasta que cayó una tremenda “trompa” de agua que dejó anegado el siempre perfecto césped de Son Moix e hizo que se retrasase una hora el comienzo del partido, al igual que tuvieron que hacerlo en Santander y en Huelva, lugares donde no contaron con la inestimable ayuda de un espontáneo, que no me he enterado de lo que quería o reivindicaba, para empezar algo más tarde que los demás.
Se guardó un minuto de silencio en memoria de Genaro Borrás y cuando todavía algunos estaban secando sus asientos (min. 14), llegó el gol “faba” de rebote de, ¿quién si no?, pichichi-bota de plata-killer del área-arquero GÜIZAAAAAAAAAAAA. GOOOOOOOOOOL del Mallorqueta.
Un susto nos dieron dos minutos después y a punto de marcar estuvimos en un centro de Arango a nuestro ariete, en el min. 22. Poco a poco el Zaragoza, sin llegar a estirarse del todo ni a dominar el encuentro, va asentándose en el campo e incluso hay momentos que tengo la impresión de que nuestra defensa está falta de intensidad. El sprint final de este primer periodo es totalmente del Zaragoza que a punto está de recoger sus frutos en el minuto 44.
Tras el descanso, parece que es el Mallorca el que está con el agua al cuello pero en el min. 55, cuando menos probable parecía, llegó un centro de Zapater, Oliveira le gana la posición a Molinero y remata de cabeza de arriba abajo, batiendo a nuestro Moyá.
Insisten los baturros sin que el Mallorca deje de dar sensación de peligro y en el min. 65 llega un certero centro de Arango, desde la derecha, que cabecea Webó de forma espléndida y extremadamente plástica… GOOOOOOOOOOOOL del Mallorqueta y como el Racing sigue empatando… estamos en la UEFA.
Carrusel de cambios, continuo toma y daca, partido abierto a la vez que roto, esta fue la constante hasta el final de los 90+4 minutos y al tiempo que los nuestros veían como se alejaba Europa al marcar el Racing, los maños, impotentes, encajaban su tercer gol, obra de Castro, para poner (de nuevo Oliveira), a falta de un minuto para el final, el 3 a 2 definitivo en el marcador.
En resumen, UEFA-0 2ª-1.
Llama la atención:
- Que los 4 goles que se consiguieron ayer en Anoeta fueran obra de jugadores mallorquines: Víctor por partida doble, Martí y Xisco Nadal (gracias por recordármelo, Walsh).
- Que en la segunda parte volvieran a cambiar sus bandas Varela y Arango, con mejor resultado que en otras ocasiones.
- La ovación de gala de las que hacen época que se llevó Dani Güiza al ser cambiado.
- El mal saber estar del presi Villar al hacerle entrega de la Copa a Raúl.
- El agradecimiento de la pitu-fan Ginesa.
- Que al final todos fuéramos con el Zaragoza.
- Como tanto el árbitro, que estuvo francamente bien, como nuestros muchachos, se dedicaron a consolar a los Aimar, Milito, Ayala, Zapater y compañía, totalmente hundidos al confirmarse su descenso a segunda.
- Que de los últimos 18 puntos disputados, hayamos conseguido los 18.
El rincón político:
Vamos a ver quién entiende a Fdez. de la Vega: está a favor del matrimonio homosexual, está a favor de la adopción de niños por parejas homosexuales, etc., etc. y se escandaliza e intenta censurar una foto con un empresario nigerino por tener tres mujeres. ¿Alguien me lo puede explicar?.
La sorpresa:
No os vais a librar de mi con tanta facilidad, tengo in mente un especial Eurocopa, con crónica después de cada partido de La Roja con la que también gritaremos aquello de ¡aporellosoee!.
En fin, misión cumplida, un año más en primera, con record de goles y pichichi incluido y que a nadie le quepa duda, estamos entre los grandes porque somos un grande, incluido Vicenç Grande.
Feliz semana y hasta la próxima,
Enrique